lunes, 9 de noviembre de 2009

Asuntos Pendientes IX


Cuatro días después un batir de alas despertó a Imoen de su sopor. El halcón estaba posado en su percha y miraba a su alrededor, buscando su recompensa. Mientras devoraba el bocado que la joven le ofreció, la nota que portaba en su anilla pasó a manos de ésta.

La miró despacio, buscando marcas extrañas. Poco a poco la desenrolló y desdobló. Las únicas marcas eran los dobleces necesarios para que la nota entrara en la anilla del halcón, así que la abrió con cuidado y la leyó despacio. Su mirada se congeló en un párrafo en concreto.

“ […] Necesito que le digas a Imoen una cosa: Que Klode está en el embate, en cuarentena. Que es a voluntad. Y… que nada ha cambiado. Gracias de todo corazón.”

La firma no dejaba lugar a dudas K. G. Fírenan, Kloderella Gallarassia Fírenan.

- No, Klode, no…

Guardando la nota en su jubón, corrió a recoger sus cosas pero, cuando ya salía por la puerta, frenó en seco.

- No, no puedo irme. No debo…

Dejó caer sus cosas en el suelo y arrojó el casco contra la pared.

- ¡Maldito sea mi código de honor! Sabía que algún día tendría que elegir entre el deber y Klode, pero no pensé que sería así. No ahora.

Furiosa, la emprendió a golpes contra todo lo que tenía alrededor. Tras varios minutos de furia ciega lo único que quedaba en pie era la percha donde el asustado halcón se aferraba intentando que la humana no se fijara en él. Imoen, jadeando tras un esfuerzo no controlado, cayó de hinojos, sollozando. Sabía lo que tenía que hacer y se odiaba por ello, pero la decisión estaba tomada. Se odiaría a sí misma el resto de su vida si a Klode le llegara a suceder algo, pero no tenía elección.

Sacando fuerzas de flaqueza, se serenó lo mejor que pudo y sacó el comunicador.

- ¿Jasmine?
- …..
- Jasmine, pequeño engendro, contesta si sabes lo que te conviene.
- ¿Eh? ¿Qué? ¿Imoen? Pero si aún no es hora de…
- Calla y escucha. Tengo un encargo para ti.
- ¿Encargo? Pero…
- Leíste la carta, así que sabes lo que ha pasado. Quiero que averigües dónde está Klode exactamente. Quiero que la encuentres y le digas que iré por ella lo antes posible, que por mi parte nada ha cambiado y que no quiero perderla, pero que me es imposible ir en persona. Se lo explicaré cuando la vea.
- Uh…
- ¿Lo has entendido?
- Sí, sí, pero…
- ¿Pero qué?
- El Embate… - la voz de la gnoma estaba teñida de pavor- esa gente me matará si me ve aparecer.
- Es tu problema, no el mío. Si no encuentras a Klode te mataré yo misma. Y ahora ponte en marcha.
- Espera…

Pero sólo la estática respondió a la asustada gnoma.