sábado, 2 de agosto de 2008

Camino oscuro X


Día 27:


Me duele la cabeza. Varias veces hoy he tenido que disimular el dolor de cabeza que me produce esta marabunta, pero cada vez me resulta más difícil. Hoy las voces se han vuelto locas y no paran de parlotear pese al acuerdo que hicimos, pero no puedo hacer nada por evitarlo, ya que yo misma estoy alterada. Y no es para menos.

Esta tarde fui a Ventormenta. Tanto estar de un lado a otro es caro y necesitaba sacar dinero del Banco. Los hermanos Ladoquemado son discretos y no hacen preguntas, así que suelo ir por allí cuando necesito algo de mi caja de seguridad. Pero no estaba preparada para lo que me aconteció.

En la puerta del banco estaba esa elfa tan callada, Ariën, con ese gato que lleva a todas partes. Me reconoció y me hizo señas de que quería hablarme. Intrigada, me acerqué a ella...y ojalá no lo hubiera hecho.

La desvergonzada me dijo que había visto a mi madre.

Mi madre...¿mi madre? Imposible. Mi primera reacción fue la negación. Mi madre está muerta o retenida en algún lugar y sometida a saben los Dioses qué torturas y vejaciones. Espera, espera. La elfa afirmaba que una mujer de unos veintitantos años se le acercó y se presentó como Gaeriel. Hasta ahí nada extraño. Gaeriel era un nombre bastante común hace años. Pero había más. La mujer afirmaba ser mi madre y estar buscándome.

¡Maldita impostora! Seguro que es uno de los sucios trucos de ese malnacido que tengo por padre. No contento con habernos abandonado a nuestra suerte, pretende torturarme con falsas esperanzas. Pero no podrá conmigo. ¡Jamás!

Aún confusa, balbuceé unas palabras de agradecimiento y ya me alejaba sumida en mis pensamientos (o al menos tanto como mis "consejeras" me lo permitían), cuando tropecé con esa jovencita alocada, Arisa creo que se llama. La muy inconsciente pretendía acompañarme en la búsqueda de Trisaga para pagar no sé qué deuda que creía haber contraído para con ella. Aunque voluntariosa, la muchacha no duraría ni una hora en muchos de los sitios a los que voy a diario, así que me esfumé y le di esquinazo. Sólo espero que no haga ningún disparate.

Pasé el resto del día recabando información, pero no conseguí noticias acerca de la misteriosa mujer. Parecía que se la hubiera tragado la tierra.

¿Mi madre viva después de tantos años? ¿Libre? No puede ser. Además, si viviera mi madre tendría ya cerca de cincuenta años y no aparentaría los que dice Ariën, por mucho que a algunos los elfos les cueste calcular la edad de los humanos.

Y sin embargo...