sábado, 1 de agosto de 2009

El interrogatorio VI


Jasmine escuchó las últimas palabras como si provinieran de muy lejos. De repente se sentía somnolienta. ¿Por qué tenía tanto sueño? La sonrisa torcida de Imoen la inquietó aún más. ¿La había drogado otra vez? ¿La había envenenado para que no pudiera contarle a nadie su secreto? Antes de caer en la oscuridad, Jasmine maldijo mentalmente a Imoen con toda la vehemencia de la que sólo una gnoma furiosa es capaz.

- Duerme, Jasmine.

Imoen hablaba suavemente a la gnoma, ahora inconsciente.

- Cuando despiertes no recordarás nada de lo que has visto u oído. Será mejor así.

En unos minutos vestiría a la gnoma y la dejaría en su cama, en el fondo de su taller de joyería y cocina. A pesar de lo que le había dicho, Imoen apreciaba a Jasmine, aunque nunca lo admitiría en público, y no le deseaba mal alguno.

Tenía preparativos que hacer. Ir a Azshara no es como irse de picnic al Bosque de Elwynn. Elaboró rápidamente una lista mental de los pertrechos necesarios y de la ayuda que podría necesitar.

- Tengo que hablar con Arisa. Insistió mucho en que quería ayudarme a buscar a Trisaga. Quizás ha llegado el tiempo de confiar en la gente, al fin y al cabo. Lo que me recuerda…

Imoen cogió un libro de registros de aspecto anodino y buscó una página en particular. Listas de miembros de El Gremio en distintas partes del mundo fueron pasando página tras página. Durante el interrogatorio, Jasmine le habló de una misteriosa mujer que había visto en Pino Ámbar. Aunque de manera inconsciente, esa mujer había inquietado a la gnoma, le había recordado a alguien. Aún teniendo asuntos más importantes por resolver, a Imoen no le gustaba dejar posibles pistas sin seguir. Necesitaba ojos y oídos en esa zona y qué mejor que un agente de El Gremio.

- Colinas Pardas…¡aquí está! Hay quince entradas para Colinas Pardas. Patricks…no, Sawyer…no, la conozco hace años y no vería nada raro ni en un murloc.

Los ojos de Imoen se desplazaron rápidamente de un registro a otro buscando a alguien de confianza..

- Peterson…quizás, Pranks…ni hablar, Tanner…demasiado confiada, Tranket…demasiado tímido, Winters…Peltrer…Auburn…Masters…un momento, ¿Auburn?

Imoen leyó con detenimiento un registro en particular.

- Auburn, Loraine Auburn. Desolladora y trampera. Pino Ámbar...¿no es ahí dónde Jasmine dijo haber visto a esa mujer? Veamos, lleva allí unos cuantos meses. Mmmm…es extraño, no recuerdo haberla entrevistado. En fin, supongo que lo harían Grofnik o Neomi mientras yo estaba desaparecida. Miraré su ficha.

Un grueso legajo contenía las fichas de todos los miembros de El Gremio, presentes y pasados. Cada ficha contenía datos de índole profesional, notas añadidas por Imoen y, lo más importante, un grabado o una foto del agente en cuestión.

La ficha de Loraine Auburn no tenía foto.

- El diario del capitán Auburn nombraba a una tal Loraine. Sería demasiada casualidad. Pero ¿y si fuera realmente ella? Tengo que ir a…

Un dolor en el interior de su cabeza hizo tambalearse a Imoen. Las voces iban y venían pero nunca la dejaban. Después de una temporada apaciguadas, parecía que las nuevas pistas las habían avivado. Querían ir a Azshara y no tenían intención de esperar. La mujer misteriosa y la posible viuda tendrían que esperar.

Dejando a un lado los libros, Imoen preparó su equipo de combate.

- Trisaga, voy a por ti. Te sacaré de ahí aunque sea lo último que haga.