jueves, 9 de julio de 2009

La niebla de Azshara V


Ventormenta parecía tan lúgubre y sucia como siempre y el Casco Antiguo no era ninguna excepción. El sonido de mis nudillos contra la madera de la puerta de la tiendecita que me habían indicado me sobresaltó ligeramente. Definitivamente, llevaba unos días más nerviosa de lo habitual, pero desde mi punto de vista no era para menos.

El viaje desde Theramore a Ventormenta transcurrió sin incidentes excepcionales, salvo el borracho ocasional o las ratas. Encontrar a la elfa que me había indicado la draenei fue algo más complicado de lo que esperaba. De hecho, fue ella quien me encontró a mí. Parecía saber lo que yo buscaba y no se me escapó el interés con que me miraba. Una vez que me dio la información que quería, me advirtió que tuviera cuidado, que no era la primera persona que tenía la información. Mis intentos por arrancarle algún dato más fueron infructuosos, así que decidí no insistir.

El sonido de la puerta abriéndose me arrancó nuevamente de mis pensamientos y una joven me invitó a pasar. Tras hablar de cosas sin importancia por unos minutos que me parecieron interminables, la joven se me quedó mirando en silencio.

- Si lo que busca es el libro, ella se lo llevó.
- ¿Ella? ¿De quién habla?
- De su hija, ¿de quién si no?
- ¿Mi hija? Yo no tengo ninguna hija.
- No se haga la tonta conmigo. Ella me contó cosas. Me las contó a cambio del libro. En cuanto la he visto me he dado cuenta de quién era usted. Lo curioso es que ella cree que ha muerto. Y la edad tampoco concuerda. Y sin embargo…

Imploré silenciosamente que me tragara la tierra. Que una ola gigante arrasara Ventormenta y a mí con ella. Pero nada de eso sucedió y la joven siguió hablando.

- …sin embargo no puede ser otra. Es usted ¿verdad? Usted es su madre.
- No se lo diga, por favor.
- Mmmm…¿por qué no debería hacerlo? Estoy segura de que esa información sería de gran valor para ella.
- Se lo ruego.
- ¿Rogar? ¡Ja! Patético. Pero no tema, guardaré esa información…por el momento. Pero con una condición.
- ¿Condición? ¿Qué condición?
- ¡Oh! La sabrá. La sabrá…cuando llegue el momento. Ahora váyase y no vuelva nunca por aquí. Y sobre todo, no le diga a nadie que le he dado información gratis. Es malo para el negocio.

Salí de allí con un nudo en el estómago y muchas preguntas sin respuesta. ¿Así que Imoen también busca a esa criatura maldita? ¿Por qué razón? ¿Qué relación hay entre ellas? Debo hablar con Jasmine. Esa gnoma puede que sepa cómo encontrarla. Y si no, tendré que recurrir a Sir Tristán, mal que me pese.

Tengo que encontrarla. Tengo que hacerlo antes de que sea demasiado tarde…